21 de Marzo: Día Internacional contra el Racismo y la Discriminación

El 21 de marzo ha sido instituido por Naciones Unidas como el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia. En esta ocasión, el día se enmarca en un entorno internacional convulso a la vez que ilusionante. Porque estos días asistimos a las revoluciones pacíficas que han iniciado los pueblos del norte de África y Oriente Medio para liberarse de los regímenes dictatoriales que llevan décadas oprimiendo a sus ciudadanos.
Este movimiento revolucionario nos demuestra, una vez más, que conceptos como la democracia, la libertad y los derechos humanos no entienden de razas, religiones ni zonas geográficas y que todos los pueblos llevan en su seno el afán de dignidad y respeto que ahora vemos que exigen pueblos secularmente oprimidos.
Además, esta explosión de rebeldía desatada entre los pueblos árabes, ha tenido la virtud de poner en evidencia las políticas de nuestro gobierno y de la Unión Europea hacia esos dictadores. La Unión Europea, que presume de derechos y libertades, no ha tenido reparos en pactar, ayudar y sostener a estos regímenes dictatoriales con el objetivo de la más descarnada explotación económica o estratégica o  para el control de la inmigración.
La externalización en el control de las fronteras europeas ha pasado por enviar fondos a estos dictadores para que fueran ellos los que ejercieran de gendarmes de Europa, para que se convirtieran en países tapón, reprimiendo los movimientos de personas desde el África subsahariana hasta nuestras costas, mediante prácticas que han violado gravemente los derechos humanos y que han sido financiadas con fondos europeos. A estos regímenes se les han entregado y se les sigue entregando fondos y armas que ahora, desgraciadamente, como en Libia o Marruecos, son utilizadas contra los pueblos con ansias de libertad y democracia.
Como hemos indicado en otro momento, pese a los acontecimientos que se vienen produciendo, Europa por medio de Frontex sigue enviando patrullas a sus fronteras marítimas para evitar cruelmente que potenciales refugiados, asimilados a inmigrantes clandestinos, crucen el Mediterráneo. De hecho en estos días hemos conocido el peloteo para acoger a un barco con 1800 exiliados procedentes de Libia, la muerte de 35 personas en una barcaza cuando huían de ese país o la situación insostenible en Lampedusa (Italia) por falta de voluntad de acogida.
En el día contra el racismo nos parece de particular importancia que la UE, ante la grave crisis Libia, ponga en marcha el mecanismo de “protección temporal” para los nacionales de los Estados que, víctimas de una catástrofe natural, de revueltas políticas en su país o de conflictos armados, tuvieran necesidad urgente de encontrar refugio en Europa.
En nuestro entorno más cercano, la celebración del Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia se presenta en una situación bastante preocupante. Los mensajes públicos que se lanzan desde algunos partidos políticos inciden en presentar a los extranjeros como culpables de los males de la sociedad o fuente de delincuencia. Por ejemplo, se vuelve a proponer por parte del PP el obligar a los inmigrantes a firmar un contrato de integración. Se trata de una propuesta sin justificación alguna y que no contempla a los inmigrantes en su completa dimensión como personas. Una propuesta que no sólo resulta perfectamente prescindible e inútil sino que supone la utilización de la xenofobia como arma electoral, sembrando en la sociedad sentimientos de aversión y rechazo a los inmigrantes.
Es evidente que estos discursos son posibles porque a los extranjeros se les sigue considerando personas de segunda categoría que no alcanzan el nivel de ciudadanos. Pese a que la mayor parte de los extranjeros que residen en nuestro país tienen ya un largo período de residencia en nuestro país, y por tanto más que inmigrantes deben empezar a ser considerados por todos como nuevos ciudadanos, se les siguen recortando derechos, entre ellos el del derecho al voto, al menos en las elecciones municipales.
Es un elemento más en una escalada del racismo institucionalizado que observa a los inmigrantes con una consideración peyorativa. Lo venimos observando con las redadas que se desarrollan contra los inmigrantes. Son numerosos los controles policiales en los que se retiene a todos aquellos con una configuración racial distinta a la mayoritaria en España a pesar de que el Comité de Derechos Humanos de la ONU condenó a España por esa práctica.
Para la APDHA, la igualdad de derechos no es posible con las actuales normativas de extranjería, y ello no puede sino fomentar las actitudes de racismo y de xenofobia.
El racismo y las políticas institucionales y los discursos que suelen acompañarlas, provocan enormes sufrimientos a las personas que lo padecen: rechazo, exclusión, imposibilidad de integrarse en la sociedad receptora, marginación social.
Pensamos que la sociedad española en general y la andaluza en particular está reaccionando de forma madura a la situación de crisis en la que nos encontramos y no se ha dejado atrapar en su mayor parte por estos mensajes racistas.
Por eso, en un día como hoy, hay que exigir a los responsables públicos el mismo grado de madurez y que eviten mensajes incendiarios con contenido xenófobo. Especialmente porque, asistimos con preocupación a una tendencia de radicalización de una parte de nuestra opinión pública. Porque no estamos inmunes sino todo lo contrario, y el racismo provoca la degradación de la sociedad que lo practica o lo tolera.
En la práctica, como decíamos, los problemas de convivencia interracial se pueden considerar relativamente escasos; sin embargo los resultados de algunas encuestas realizadas y conocidas recientemente sí que inciden en un aumento de actitudes y planteamientos racistas o xenófobos en nuestra sociedad alentados de alguna forma, como decíamos, por algunos de los mensajes que los políticos envían y que encuentran un perfecto caldo de cultivo en la crisis que padecemos.
Por todo ello desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía queremos hacer un llamamiento para la lucha social e institucional contra el racismo, al tiempo que exigimos los cambios normativos y políticos necesarios que permitan la integración y la igualdad de derechos.
De forma particular, pedimos a todos los partidos políticos que en el próximo período electoral, la inmigración no se convierta en otra arma para ganar votos, aunque sea a  costa de dinamitar la convivencia social y la articulación social.

Andalucía, 21 de marzo de 2011
Asociación Pro Derechos de Andalucía (APDHA)
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