En el 77 aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, cuando ya pensábamos que todo el mal que podían ejercer los seres humanos sobre otros seres humanos había sobrepasado todos los límites, continuamos asistiendo monótonamente, día a día, a la masacre en Ucrania y al genocidio del pueblo Palestino.
La APDHA continuará también denunciado las agresiones de Israel, que perpetra con premeditación y alevosía en los territorios palestinos y sobre todo en la franja de Gaza. Un territorio donde probablemente ya no haya mucho más que destruir y la población tenga poco que perder, solo la vida misma. Gaza, como dice el Centro Palestino para la Defensa de los Derechos Humanos, se ha enfrentado al gigante israelí con un sistema de salud frágil y una aguda escasez de energía.
Para firmar una tregua ha sido necesario que 44 personas murieran y 360 fueran heridas, las que ocupaban las 940 casa bombardeadas y demolidas.
Según el Centro Palestino para la Defensa de los Derechos Humanos la situación humanitaria se deteriora a pasos agigantados y los suministros de electricidad, agua, el saneamiento y los servicios públicos acabarán sucumbiendo a la ofensiva israelí por la política de castigo que mantiene Israel contraviniendo el 4º Convenio de Ginebra de 1949.
Los hospitales van careciendo de medicamentos esenciales, de suministros de laboratorios y la prohibición por parte de Israel de proporcionar unidades médicas y los repuestos necesarios para el mantenimiento de los materiales sanitarios lo que dificulta el trabajo del personal médico. Además, las fuerzas de ocupación impiden que los pacientes de cáncer y heridos graves viajen para su tratamiento en Cisjordania o en Jerusalén
En cuanto al tema de la electricidad, la única compañía Gazatí anunció la semana pasada, que cerraría por la falta de suministros de combustibles necesarios para su funcionamiento.
El corte de energía presagia el corte del suministro de agua potable durante largos períodos y el cierre de las plantas de saneamiento y tratamiento de aguas residuales. Esto crearía un peligro para la salud debido a la fuga de aguas residuales y, por lo tanto, al brote de epidemias y enfermedades y a la contaminación de las aguas subterráneas.
LA APDHA LLAMA A QUE NO CALLEMOS ANTE UN ACUERDO DE PAZ QUE PUEDE SIGNIFICAR MÁS REARME Y MÁS GENOCIDIO.
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