Europa
eres la vieja raposa avarienta
que tiene parada la historia
y encadenado a Don Quijote.
Cuando acabe la vida
y vengas ante la Historia grande
donde te aguardo yo,
¿qué vas a decir?
¿Qué astucia nueva vas a inventar entonces para engañar a Dios?
Europa de los banqueros y los mercaderes
¡No sabes nada!
¡No entiendes nada y te metes en todas las casas a cerrar las ventanas
y cegar la luz de las estrellas!
Y los hombres te ven y te dejan
Pero tu imperio es solo una torre artificiosa
de ambiciones encadenadas, que se las llevará el viento como las cuentas vencidas de un ávaro monstruoso.
A la larga, la Historia es mía,
porque yo soy el hombre,
y tú eres solo un trust de mercaderes
Vieja Europa miserable y avarienta,
has amontonado la rapiña detrás de la puerta,
y tus hijos ahora no pueden abrirla para que entren
los primeros rayos de la nueva aurora del mundo.
Vieja Europa cobarde y avarienta,
eres un gran mercader
Sabes llevar muy bien las cuentas de la cocina
y piensas que no sé contar
¡Sí sé contar!
He contado mis muertos.
Los he contado todos,
los he contado uno por uno
Los he contado en Basora
Los he contado en Lesbos
en Ceuta, en Melilla y en Kabul
Los he contado en Aleppo
Los he contado en Lampedusa
en Homs, en Damasco, en Gaza
Los he contado en el Mediterráneo
Los he contado en todas las fronteras
en los hospitales
en los depósitos de los cementerios
en las cunetas de las carreteras
en el mar
en las playas
en las mañanas lívidas
en las noches negras sin alumbrado y sin estrellas
y en tu conciencia todos, Europa
y todos te los he cargado a tu cuenta
¡Ya vez que sé contar!
Eres la vieja y mezquina portera del mundo.
Tienes desde hace mucho tiempo las llaves de todos los postigos
y puedes dejar entrar y salir por ellos
a quien se te antoje, para savar tu despensa.
Pero, maldita Europa de los mercaderes,
la Historia es larga,
el hombre eterno
y tú,
Tú solo eres la sombra pasajera de la avaricia,
la crueldad y el miedo.