A pocos metros de aquí nuestra dignidad cae derrotada, mientras turistas y bañistas disfrutan de nuestras playas, sin más preocupación que quejarse por un verano marcado por el viento de levante, permanecen impasibles e indiferentes ante la situación de cientos de personas que son privadas de libertad sin haber cometido ningún delito, simplemente por aspirar a una vida digna. Una dignidad a la que ellos aspiran, una dignidad que a nosotros se nos corrompe.
Hoy, una vez más, nos concentramos para solicitar el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros, del CIE de Tarifa. El CIE se encuentra ubicado en la Isla de las Palomas, en pleno Parque Natural del Estrecho, paraje de una innumerable riqueza biológica, y vetado al disfrute de nuestros ciudadanos y ciudadanas precisamente por albergar este tipo de instalaciones.
Los CIEs son las instalaciones que el Estado tiene para tener localizadas a aquellas personas que están pendientes de la ejecución de su expulsión. En el CIE de Tarifa se retiene en sus instalaciones a las personas que llegan en pateras, personas que no han cometido ningún delito, que llegan en condiciones de alta vulnerabilidad y que son encerradas en estas cárceles encubiertas como si fueran criminales. No nos dejemos engañar, el CIE nos es un albergue en el que se da cama y comida, en el CIE se priva de libertad a estas personas en contra de su voluntad, en peores condiciones que una prisión.
Particularmente grave es la situación del CIE de Tarifa, un CIE doblemente ilegal. En primer lugar, porque no hay ninguna norma que ampare su creación, y viene funcionando bajo al disfraz de anexo del CIE de Algeciras, cuando en realidad funciona de forma totalmente independiente a este. Y en segundo lugar, porque se procede al internamiento de personas que se sabe con certeza que no van a llegar a ser expulsadas.
Los CIEs no son necesarios, hay alternativas más que suficientes a tener que recurrir a este tipo de medidas, se viene demostrando año tras año que no es una medida eficaz, el porcentaje de personas expulsadas desde el CIE de Tarifa apenas supera el 5% anual. Los CIEs no cumplen con las condiciones que conforme a la ley deberían de tener, y las personas que aquí se encuentran sufren carencias elementales como la falta de atención psicológica, atención médica insuficiente, falta de traducción adecuada, desinformación jurídica, servicios sociales insuficientes, falta de ropa,… y, mientras tanto, el Ministerio del Interior ni siquiera se sonroja cuando reconoce abiertamente que no hay dinero para esto.
En este CIE de Tarifa, encontramos a personas en situaciones límite, personas que han pasado por experiencias vitales durísimas, las cuales tenemos a pocos metros de aquí sumidas en el miedo, en la incertidumbre y la desesperación, recordando las penurias de un trayecto para olvidar. Este salto al vacío desde la miseria, desde la huida de guerras y falta de oportunidades, no debe terminar aquí. Dice Santiago Agrelo, obispo de Tánger, persona que conoce de primera mano la situación de nuestra frontera sur, que “la experiencia dice que quienes se acerquen a los caminos de la emigración no podrán no rebelarse contra la tortura a la que son sometidos los emigrantes, contra el sufrimiento que se les causa, contra la muerte hacia la que se les empuja”.
Por eso, no nos queda más que rebelarnos, que alzar nuestra voz contra estas políticas migratorias injustas e inhumanas, que tanto sufrimiento y muerte causan, solo en el primer semestre de este año 208 personas han muerto en nuestras costas, el último de ellos fallecía ahogado el pasado miércoles muy cerca de aquí, siendo tirado al mar desde una moto de agua. Es necesario seguir denunciando y solicitando el inmediato cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, e incitar a la ciudadanía y a nuestras instituciones para que apoyen y desarrollen una reivindicación tan justa y tan necesaria. Sería bueno que el Ayuntamiento de Tarifa mostrara públicamente su rechazo con contar en esta ciudad con un CIE que nos avergüenza a todos, como hacen otros ciudades que tienen CIE.
No queremos CIEs, no queremos cárceles encubiertas, ni personas tratadas como si fueran criminales, ninguna persona merece que por buscar una vida mejor sea privado de su libertad. Decía Don Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre”. Que no se nos olvide.
Tarifa, a 19 de agosto de 2016.