- Publicado en eldiario.es
Área de Marginación de APDHA, delegación de Sevilla
Entre el 2 y 4 de abril la patronal turística WTTC (Consejo Mundial de Viajes y Turismo) organizó en Sevilla la Cumbre Mundial de Turismo, con la asistencia de los mayores grupos empresariales de este sector, 150 asistentes representantes de hoteleras, aerolíneas, navieras, fondos de inversiones, etc. También contó con el apoyo de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla, que gastó en él partidas presupuestarias muy significativas, algunas de las cuales estaban inicialmente destinadas a la atención a barrios periféricos, para los servicios sociales y para el desarrollo de los diferentes planes y actuaciones que, al menos sobre el papel, se aprueban para luchar contra la marginación y la exclusión.
A nadie se le puede escapar el impacto del Turismo en nuestra economía, cuya facturación representa el 11,7% del Producto Interior Bruto (PIB) de España, alcanzando 137.020 millones de euros en el año 2017. Otra cosa sería creerse lo que nos quieren vender y por lo que se le abren las puertas sin condiciones: que este turismo crea el empleo necesario, siempre aporta beneficios a las personas, y es positivo para todos en la ciudad.
Consolidar el modelo de TURISTIZACIÓN como principal estrategia de desarrollo de nuestra ciudad es ignorar lo que trae aparejado: inestabilidad, al ser un sector sujeto a los vaivenes del mercado internacional y a la oferta y demanda, controlado en muchas ocasiones por los grandes tour operadores, que deciden -en muchos casos- no solo sobre la oferta hotelera, sino también sobre sus precios, imponiendo otros elementos como el empleo de baja calidad, mal retribuido y precario, y requiriendo concentrar las inversiones presupuestarias en los barrios céntricos en perjuicio de los periféricos. La turistización transforma los barrios objeto del mercado turístico expulsando a la periferia a sus vecinos tradicionales -impotentes ante el incremento del precio de los alquileres-, aboca al cierre del comercio de proximidad, altera la convivencia vecinal haciendo insoportable la coexistencia de dos modos de vida diametralmente opuestos, hace en la práctica inaccesible el centro histórico a los sevillanos y sevillanas. Empecinarse en ese modelo de ciudad, libre para los negocios y de espalda a las personas, sólo traerá más exclusión.
Han conseguido ocultar la realidad de buena parte de la ciudad: sus barrios periféricos, sus barrios empobrecidos, sus barrios olvidados, sus asentamientos chabolistas
Años atrás, el alcalde Juan Espadas prometió consultas directas empezando con la referida a la duración de la Feria. Todas sus promesas se centraron en esa consulta, la Feria; el resto cayó en el olvido. Parece que no está dispuesto a que se debata y reflexione sobre los verdaderos problemas que afectan a quienes vivimos aquí: salud, educación, servicios sociales, vivienda, modelo de ciudad, transporte, ecología, etc. En definitiva, a que la ciudadanía intervenga y participe en el desarrollo de la ciudad que desea y de su propia vida en la misma.
Los medios de comunicación social han aplaudido sin miramientos la Cumbre Mundial, ocultando la realidad que este modelo de desarrollo conlleva y su rechazo por parte de muchos de nuestros vecinos y vecinas, de forma similar a lo que ya ocurre en otras grandes ciudades.
La respuesta y denuncia de esta realidad recayó casi con exclusividad en los movimientos sociales, que celebraron numerosos eventos con el fin de reflexionar y poner de relieve los efectos perversos ocasionados por la gentrificación y la turistización. Aglutinados en el ESTAR (Encuentro Social contra la Turistización: Alternativas y Resistencias) manifestaban: “El incremento exacerbado del turismo o turistización transforma nuestras vidas: mercantiliza todas las expresiones culturales que pueden ser rentables y destruye aquellas que no lo son, precariza nuestros empleos y nos expulsa de los barrios centrales en la búsqueda de una postal, donde las vecinas no pintamos nada, mientras que nos marginan en los barrios periféricos”. “Por eso reivindicamos el derecho a la vivienda, a una cultura popular libre, a unas condiciones laborales que permitan desarrollar una vida digna, mientras promovemos una economía sostenible y local basada en los cuidados frente al capital especulativo, el cuidado al medio ambiente como sustento de la vida y una sociedad libre de actitudes racistas, machistas, tránsfobas y autoritarias.”
Se hace imprescindible analizar con rigurosidad la actividad turística, reconociendo los efectos negativos y perversos que genera y adoptando medidas en beneficio de la mayoría de las personas. Es inaceptable convertir Sevilla en un escaparate turístico en el que todo vale con tal de saciar el afán de lucro de los más poderosos.
Nuestros barrios empobrecidos no existen para nuestros regidores. Son olvidados, en el afán de presentarnos una ciudad perfecta. Fruto de este modelo, el grueso de los recursos se aplica en adecentar y embellecer el centro de la ciudad, restándoselos a los barrios periféricos, que no cuentan para este negocio.
Y esa política del negocio y beneficio rápido se construye sobre la vida de miles de familias sevillanas a las que se les recortan, cuando no niegan, sus derechos como habitantes de esta ciudad, para centrar los esfuerzos y presupuestos en embellecer el espacio turístico. A los poderes económicos y políticos de nuestra ciudad no les importa que la tasa de paro supere el 20% y que la población en riesgo de pobreza y exclusión social sea, en Andalucía, el 37%. No les importa que los Servicios Sociales estén prácticamente desmantelados (lo que ha llevado a su personal a dos huelgas, a que las citas se den con 9 meses de espera, a que transcurran meses sin concederse ayudas por agotarse el presupuesto), que la educación y sanidad publicas estén degradadas, que el equipamiento de los barrios sea muy deficiente, la limpieza deje mucho que desear, los transportes y demás servicios públicos con graves carencias, la inseguridad galopante, la juventud sin futuro, la droga campeando a sus anchas y asolando los barrios, haciendo imposible la convivencia en ellos y convirtiéndolos en un espacio de impunidad. La prioridad sigue siendo el cuidado y mejora de los barrios céntricos aprobando las medidas necesarias para poner la ciudad al servicio de la industria turística.
Con ello se crean y mantienen dos realidades, los barrios céntricos, dirigidos por y para el turismo y los barrios periféricos, donde se concentran cada vez más a las personas excluidas, que representan la otra Sevilla, la Sevilla Invisible.
Por ello, desde APDHA, con nuestra acción la SEVILLA INVISIBLE que el turismo no ve denunciamos que es habitual que cuando un turista deja Sevilla, después de una corta visita, salga deslumbrado por las maravillas que ha conocido en nuestra ciudad: una postal perfectamente preparada y adecentada, por todo el aparato al servicio de la industria turística, para seducir al visitante. Han conseguido ocultar la realidad de buena parte de la ciudad: sus barrios periféricos, sus barrios empobrecidos, sus barrios olvidados, sus asentamientos chabolistas, la SEVILLA INVISIBLE.