La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía – APDHA quiere mostrar su dolor e indignación por casi el centenar de personas que murieron hace apenas unos días al norte de Níger en su intento de llegar a Europa cruzando el desierto del Sahara.
92 personas, en su mayoría mujeres, 33, y niños, 52, que engordan la vergonzosa cifra de personas que fallecen en el intento de un exilio forzado por las inhumanas condiciones de vida a la que se ven sometidos en sus países de origen.
Según los pocos datos que han podido recabar las agencias de noticias internacionales, las personas fallecidas fueron encontradas en el norte de Níger después de que los vehículos en los que viajaban se averiasen en su intento por cruzar el desierto del Sáhara tal y como dieron a conocer la autoridades nigerianas que aseguraron que los inmigrantes habían partido en dos camiones de la localidad de Arlit, en el norte de Níger, hacia Tamanrasset, en Argelia, a mediados de octubre. Después de que uno de los camiones se averiara, el segundo volvió para buscar ayuda pero quedó atrapado y los pasajeros intentaron volver al punto de partida a pie.
92 personas encontradas en una búsqueda que aún no ha terminado, en la peligrosa ruta a través de las dunas. 92 personas que murieron de sed. 92 personas más muertas en un octubre negro ligado por siempre a datos, a hechos, a situaciones estremecedoras. 92 muertes más en la tragedia de la inmigración clandestina que hoy nos centra la mirada en Níger y en el desierto del Sáhara pero que ayer se dirigía al mar Mediterráneo, a Lampedusa, que siempre encuentra nuestra vergüenza en el Estrecho de Gibraltar.
92 personas muertas, porque les fue imposible soñar siquiera con llegar a Europa de manera regular debido, que no se nos olvide, a una legislación (la española y la europea, que les deja sólo como alternativa acudir a los pasadores y a las mafias que, no en pocas ocasiones, los abandonan en el desierto ante cualquier inconveniente o control policial.
De hecho, éste es el segundo drama de este tipo que ocurre en menos de un mes en el país, ya que a principios de octubre otros siete inmigrantes perecieron de sed después de que el vehículo que los transportaba tuviera una avería en una zona desértica. No estamos ante un hecho aislado. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en Niamey (capital de Níger), «unos 30.000» migrantes han transitado de forma irregular entre marzo y agosto de este año por Agadez, la principal ciudad al norte de Níger, es decir, unos 5.000 al mes.
Hoy no sólo se muere en el Mediterráneo. Hoy no sólo se muere en las aguas del Estrecho de Gibraltar. Hoy también sabemos de esas muertes cotidianas y silenciosas, como un goteo macabro, de miles de personas en su camino hacia una Europa que en este mes de octubre le debe costar mirar para otro lado y debe sentir una profunda vergüenza.
Andalucía, 3 de noviembre de 2013