Enrique de Amo es profesor de la Universidad de Almería. Este matemático se declara católico y de izquierdas, así como admirador del legado de Diamantino García. Se unió a la APDHA en los noventa atraído por esta labor y desde entonces colabora en materia de Derechos Humanos desde el ámbito universatario en la delegación de Almería. Reflexión, ganas y compromiso son variables que determinan la ecuación de su militancia en los Derechos Humanos.
Hace 25 años que un grupo de personas encabezados por Diamantino García fundó la APDHA para defender el cumplimiento de los Derechos Humanos en nuestra tierra. ¿Cómo definirías el bagaje de la Asociación durante este tiempo?
Mi experiencia, por la fórmula concreta con la que yo estoy comprometido con la APDHA (impulso de la actividad en el ámbito universitario, pero sin disponibilidad para la asunción de tareas que me lleven más allá de la colaboración en las tareas de coordinación de la Delegación en Almería), está bastante limitada a esa visión personal, que la he completado con la de los compañeros que sí que han vivido la asociación en toda su extensión territorial y humana.
La figura de Diamantino ha sido la aglutinadora de un compromiso que, esencialmente, era una llamada al testimonio y desde ese testimonio. Desde entonces, creo que la APDHA ha seguido siendo un referente de coherencia y compromiso.
Pienso que la fórmula del trabajo por áreas, por ejemplo, ha permitido ir acumulando un bagaje que hace de la APDHA una instancia que no puede separarse de la lucha de los DDHH en Andalucía configurándola como referente en nuestra tierra.
Esa misma estructura funcional de trabajo por áreas facilita la pluralidad de compromisos en nuestra asociación. Hoy, que tanto se debate sobre la pluralidad y la libertad en las organizaciones, en la APDHA tenemos una experiencia que puede hacernos sentir personas orgullosas de nuestra militancia.
Y desde afuera, tanto desde la visión de otras ongs, como desde las administraciones públicas tenemos un reconocido prestigio, fruto de una trayectoria coherente y comprometida.
¿Cuál es tu relación personal con la APDHA? ¿Qué te hizo unirte a ella?
Después de dos años de trabajo en Jaén, me trasladé a Almería en el año 1989-90, y fue, buscando algún grupo de referencia donde concretar un compromiso social, que dí con un grupo de personas que apostaban por la iniciativa que había lanzado Diamantino por aquel tiempo.
Por mi trabajo en la universidad en el ámbito de las matemáticas, mi compromiso siempre ha estado vinculado a facilitar el acercamiento del mundo universitario con la lucha por los DDHH de todos los miembros de la sociedad.
Desde esa perspectiva, en Almería tenemos un acuerdo marco de colaboración UAL-APDHA, en el cual se inserta la actividad que, desde mi compromiso personal, promuevo como miembro de la APDHA en Almería.
Mi experiencia de trabajo en la APDHA ha sido la del encuentro en la tarea concreta con personas con las que hasta entonces no había participado en nada, donde las ideas de transformación de la realidad se concretaron en acciones con personas con nombre y apellidos.
A mí, en particular, me impulsó la experiencia de acercarme a trabajar en una asociación, desde mi ser creyente, con personas que llegaban a ese mismo lugar desde la increencia: la experiencia de encuentro de creyentes y no creyentes en aquellos primeros años 90 en Almería, ha sido una de las experiencias más gratificantes que he podido vivir en mis 50 años.
DDHH y Universidad. ¿Cómo es la vinculación entre el mundo universitario y los Derechos Humanos? ¿Qué tipos de proyectos se desarrollando?
Este tipo de compromiso implica un ritmo de intervención en momentos clave, como pueden ser la presentación de algunas de las ediciones de los informes “Frontera Sur” en la UAL, realización de alguna conferencia con motivo del Día Mundial de los Derechos Humanos, presencia de la APDHA en algunas convocatoria sobre voluntariado organizadas por la UAL, etc.
¿Considera que desde la sociedad se hace un análisis reflexivo de las vulneraciones de los DDHH? ¿Cómo calificaría la labor de análisis, investigación y divulgación de la APDHA?
La sociedad no vive al “ritmo humano” que permita una reflexión sosegada sobre los aconteceres diarios. El ciudadano medio es consciente de que hay injusticias, de que se vulneran derechos, tanto en lugares muy lejanos como en su propio barrio, pero la misma realidad se encarga de recordarle constantemente que poco se puede cambiar, que las cosas son así. Las noticias ya apenas se leen, mucho menos se reflexionan. La televisión es más opinadora que informadora; y la radio no le va a la zaga en esto. Y, en todo caso, faltan referentes de transformación y de asociación a los que incorporarse para provocar ese ansiado cambio.
En este sentido, la aportación de nuestra asociación hay que calificarla como de muy importante y valiente. Damos respuesta a ámbitos de vida en los que hay personas que no son importantes para la sociedad, que no juegan papeles trascendentes desde el punto de vista productivo. Es más, el punto de vista que se aporta desde la APDHA, por ejemplo, en el ámbito de la prostitución, es un elemento de una visión radicalmente distinta de la misma y de las personas implicadas en ella, de modo que los tópicos tradicionales que se siguen aplicando se están viendo intelectualmente interpelados con estos trabajos. Obviamente, llegar a un contexto amplio de la sociedad, ser más “divulgativos”, es complicado.
Dinos cuál sería tu mayor deseo en materia de derechos humanos.
Que la hipocresía de las instituciones nacionales y supranacionales acabase de una vez, y que el reconocimiento del dolor humano que clama justicia y respeto, les llevase a aceptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos como una tabla de mínimos sobre la que desarrollar sus políticas, tanto nacionales como internacionales. Es inaceptable que se tenga firmada esta carta por una amplísima mayoría de países, y no se decidan los acuerdos internacionales sobre su base.