° Antonio Lobato, APDHA Cádiz
Posiblemente, muchas de las personas que hayan entrado en cualquiera de los colegios e institutos de nuestra zona habrán podido advertir a la entrada del centro un pequeño azulejo donde se lee “Escuela, espacio de paz”. Y es que la mayoría de nuestros centros pertenecen a ésta red que potencia la Junta de Andalucía (al menos hasta ahora..) y entre cuyos objetivos puede leerse ” la promoción de los valores propios de una sociedad democrática: el respeto mutuo, la igualdad, el diálogo, la solidaridad..”
En esa línea, el área de educación de la APDHA lleva desarrollando desde hace muchos años una serie de talleres entendidos como actividad complementaria al currículum docente, y que tratan de promocionar entre el alumnado el conocimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Para nuestra asociación, es muy importante que el alumnado, cuando finaliza su escolarización, además de su formación académica, tenga conocimiento de la realidad social en la que está. Se forme en valores de ciudadanía democrática y se implique en la mejora de esa realidad. Nuestras actividades son conocidas y aprobadas por el profesorado y el Consejo Escolar, que las valora como una ayuda en la labor educativa del centro.
En esa misma línea se encuentran otras entidades y colectivos hermanos que tratan de llevar a las aulas mensajes de tolerancia, de igualdad, de convivencia, de respeto.
Pero ante el reciente debate que se ha abierto con el llamado pin parental, APDHA quiere dejar claro su posicionamiento.
Este tema siempre nos había parecido algo exótico, vinculado a posicionamientos medievales de la educación, vinculados a minorías radicales y fundamentalistas, pero que ha llegado también a Cádiz. Incluso parece que estamos incluidos también en la “lista negra” que esas entidades plantean. Es por ello que:
- La APDHA considera que los derechos y libertades civiles conseguidos en España desde la transición democrática se ven seriamente amenazados por éstos sectores antisistema. Han sido muchos los esfuerzos realizados para conseguir las libertades individuales y colectivas que nos enorgullecen como pueblo.
- Debemos exigir de los gobiernos firmeza en defensa de la Constitución y de las distintas leyes educativas promulgadas por los gobiernos democráticos. Nadie en su sano juicio puede impedir a sus hijos e hijas que se formen en el diálogo, en el respeto a la diversidad, en la tolerancia. Sería ilegal, simplemente.
- No entendemos el miedo a que los niños y las niñas oigan distintas opiniones, para formarse la suya propia. Esa es la esencia de la educación, de la democracia. El pin parental, o quizás mejor el veto parental pretende negarles esa posibilidad. Derecho también establecido en la Convención de Derechos del Niño y de la Niña (art.28)
- No entendemos la desconfianza en el trabajo del profesorado. Son profesionales formados para educar a nuestros hijos e hijas. Y si ellos han entendido que nuestras actividades son un buen complemento para su trabajo, respetémoslo. Todo lo que oímos de estos sectores fundamentalistas es que quieren convertir al profesorado en meros transmisores de contenidos académicos, olvidando que son, ante todo, educadores y educadoras.
- Los niños y las niñas tienen derecho a saber que existen distintos tipos de familia, derecho a saber que la homosexualidad no es una enfermedad, derecho a saber que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. ¿De qué tienen miedo?
- Los niños y las niñas tienen que ser educados en valores ciudadanos. Nos obliga la legislación. Ya sabemos que nunca les ha gustado el concepto de Ciudadanía, pero también tienen derecho constitucional a saber que más allá de los muros de la escuela hay una realidad plural. Que esa realidad no es perfecta, y que son ellos y ellas la fuerza de cambio que nuestra sociedad necesita para ser mejor.
- Denunciamos firmemente la campaña de bulos, de noticias que se demuestran falsas cada día, y que lo que pretenden es transmitir un discurso de odio en la línea de sus patronos políticos. Odio hacia quienes son diferentes, hacia las personas extranjeras, hacia otras razas y religiones. Discurso del odio que rompe la convivencia y que termina muchas veces en delito. Bulos que estamos intentando contestar desde la APDHA con más energía que nunca.
- Seguramente, a cualquier persona que lea este posicionamiento, y que conozca mejor la religión católica, tras la que suelen esconderse, le costará encontrar en el Evangelio ese rechazo tan brutal al prójimo, al diferente.
- Sin embargo, hoy por hoy, la escuela gaditana es un espacio de paz, un espacio donde se enseña la convivencia, la igualdad, la tolerancia. No permitamos que el radicalismo lo rompa.