España, ¿en qué te estás convirtiendo?

 – miembro de la APDHA

Una de la columnas de las Marchas de la Dignidad / Foto: Olga Rodríguez

Una de la columnas de las Marchas de la Dignidad / Foto: Olga Rodríguez

Sábado, 22 de marzo de 2014. Sobre las tres de la tarde llegamos a Madrid y fuimos a buscar el hostal que mis compañeros habían reservado justo al lado del edificio del Congreso de los Diputados. Al acercarnos, nos encontramos con un grupo de policías que habían cerrado el paso, construyendo con decenas de vallas metálicas una pared, y vimos sus coches antidisturbios aparcados a lo largo de toda la calle. Incluso con la reserva del hostal, nos dijeron que no se podía pasar por allí, y nos mandaron entrar por otro lado. Dando la vuelta a la manzana, llegamos al lado opuesto, a una calle estrecha, y nos encontramos de nuevo con una pared de policías y sus coches antidisturbios. Incluso antes de revisarnos las reservas del hostal y las mochilas, se fijaron en la camiseta que llevaba, una camiseta muy simple, blanca, y con solo un escrito: indignad@s. Un policía, de manera muy amable, me dijo que tenía que quitarme la camiseta y guardármela en mi mochila, o ponerme por encima la chaqueta que llevaba en la mano. Le pregunte: «¿·Qué está pasando?, ¿está prohibido tener escrita la palabra indignad@s? Si ni siquiera estoy diciendo qué es lo que me indigna…». Otro policía nos dijo que estábamos entrando en la zona del Congreso, y de manera muy seria (y ya nada amable) nos repitió la orden. Así que era claro, o me ponía la chaqueta y escondía mi indignación, o no podía pasar. Me tapé, pasamos, y nos fuimos los tres riéndonos por la situación tan increíblemente absurda.

> Seguir leyendo en eldiario.es

banner hazte pro derechos

Comments are closed