El área de feminismos de la APDHA llama a la conmemoración de un nuevo 8 M lleno de controversias por las diversidades ideológicas de los movimientos feministas y recuerda y nos recordamos que es una fecha reivindicativa para continuar reclamando la igualdad en derechos de TODAS las mujeres en todos los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales.
Proclamamos unos derechos humanos feministas inclusivos, que promuevan la libertad y denuncien las discriminaciones y límites por cuestiones sociales, raciales, religiosas, de género y sexo o movilidad funcional, y no considera prescindible a ningún ser humano porque, parafraseando a Judith Butler, todas las vidas merecen ser lloradas.
Nos unimos en la defensa de las mujeres que desarrollan su trabajo en condiciones de precariedad, explotación y por tanto, injustas, como son muchas de las empleadas de hogar, las kellys, las trabajadoras sexuales, las porteadoras y transfronterizas, las jornaleras, mujeres que son excluidas e invisibilizadas y ni siquiera han sido tenidas en cuenta en la nueva reforma laboral. Mujeres invisibles, ignoradas en muchos casos, que han sido consideradas, algunas de ellas, de servicios esenciales en la situación de pandemia vivida, como las cuidadoras y que, si se paran, se para el mundo, pero que las políticas capitalistas y neoliberales no las considera rentables.
Nos unimos al “¡basta ya! de las violencias sexistas, los malos tratos, el acoso laboral y las prácticas discriminatorias hacia las mujeres migrantes, las mujeres en prisión y hacia las personas trans, homosexuales y travestis que, por su condición de raza, por su libertad penalizada, su orientación sexual o de género, van quedando en las cunetas de nuestra sociedad.
Como asociación, exigimos derechos para todas y todos los días.
Nos unimos al grito de las trabajadoras sexuales en su derecho a ser escuchadas en sus reivindicaciones, necesidades y razones, rechazando leyes punitivas y criminalizadoras que las estigmatizan y las abocan a la pobreza, al abandono y a normativas que ofrecen trabajos alternativos de rescate, que no cubren sus necesidades vitales. No se les reconoce como sujetos políticos y están siendo excluidas en los procesos de participación en las leyes que les afectan, no son oídas, otras deciden por ellas, en muchas ocasiones, el feminismo hegemónico.
Y proclamamos un 8M feminista proderechos, presentado un Informe Frontera Sur que tiene como protagonista a la mujer, racializada, discriminada y vulnerada en sus derechos fundamentales, como son las mujeres marroquíes que migran; las subsaharianas en Marruecos y sus proyectos migratorios femeninos; las madres solteras en Marruecos; las porteadoras en Melilla; las mujeres marroquíes que trabajan en las fábricas textiles; las trabajadoras transfronterizas en Ceuta y Melilla; las temporeras marroquíes y las mujeres en los CIE, y CATE.
Todas estas vidas de mujeres serían “cuerpos marcados”, como dirían Silvia López y Lucas Platero en su libro “Vidas que cuentan y políticas públicas”, porque la acción política e institucionalizada a través de la ley mordaza, la ley de extranjería, la ley del sí es sí y un largo etcétera de leyes, continúan marcando las vidas de quienes verdaderamente deben ser reconocidas en todos los ámbitos y con todos sus derechos.