Este irónico y dañino, “acuerdo de paz” palestino – israelí, fue presentado el pasado 28 de enero en la Casa Blanca por Donald Trump en compañía de Benjamín Netanyahu. No sorprende la ausencia de cualquier representante de los intereses de la población palestina, puesto que este plan, cuyo nombre oficial es “De la paz a la prosperidad”, supone una escandalosa y visible agresión a los derechos humanos.
El contenido del documento dispone la anexión de parte importante del territorio de Cisjordania, incluyendo el Valle del Jordán, legitimando numerosos asentamientos de colonos declarados reiteradamente ilegales a través de las resoluciones de la ONU, incluyendo además una nueva demarcación fronteriza que reduce ampliamente los límites acordados previamente mediante acuerdos de Naciones Unidas.
Se propone la conformación de un archipiélago de territorios palestinos desconectados y rodeados de asentamientos y férreo control militar. No existe posibilidad de autogobierno en estas condiciones, que además estarán bajo el control y escrutinio interesado del Gobierno israelí.
La anexión de estos territorios supone la usurpación de valiosos recursos naturales y un grave incumplimiento de los acuerdos internaciones. El texto elimina el derecho al retorno de las personas palestinas, sin proponer soluciones de ningún tipo, solo mencionando la necesidad de alcanzar una solución “justa y realista” que se aleja hasta desaparecer completamente en un horizonte posible.
Jerusalén pasaría a ser la capital única y exclusiva de Israel, despojando al pueblo palestino de una de sus reclamaciones y elementos de derecho principales. Se elimina cualquier viabilidad práctica de un proyecto de dos Estados, ya que el ejército israelí ostenta potestad de control e intervención sobre todos los espacios de soberanía palestina, reforzando el apartheid y la opresión sistemática sobre la población palestina.
No podemos más que lamentar y denunciar la emisión de este plan, que debe ser rechazado con contundencia por parte de los Estados democráticos y que ya está siendo contestado por numerosos colectivos y organizaciones de defensa de derechos humanos. Recordamos que la protección de los derechos de todas las personas comienza allí donde son sistemáticamente vulnerados y que no abandonaremos al pueblo palestino en manos de quienes con sus acuerdos están multiplicando las calamidades de quienes, como el resto de la humanidad, tienen, merecen y reclaman, derechos humanos.