Desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) volvemos a reiterar nuestra condena sin paliativos ni matices del brutal atentado en París contra Charlie Hebdo por parte de unos fanáticos que dicen ser musulmanes.
Además de los terribles asesinatos, el atentado es un ataque contra la libertad de expresión, que es un aspecto esencial de la democracia. Esta masacre nos debe reafirmar en la defensa de esa libertad de expresión amenazada. Es consustancial a la misma la sátira irreverente, que debemos defender no sólo cuando se practique frente a la religión musulmana sino también cuando se haga sobre cualquier otra religión, sea la católica o la judía, o sobre símbolos e instituciones, sean estos la bandera, la Monarquía o los representantes políticos.
Los atentados están sirviendo ya para que crezca -aún más- la ola de islamofobia que recorre Europa. Tanto la islamofobia como la xenofobia son sentimientos, actitudes y comportamientos execrables, que de no combatirse contaminan a toda la sociedad y ponen en tela de juicio la propia calidad democrática de la misma. La ultraderecha y los partidos antiinmigrantes y xenófobos crecen en Francia, haciendo culpables a todos los inmigrantes y a los musulmanes de lo que no es sino una minoría fanática, aunque creciente lamentablemente.
La xenofobia crece en toda Europa. Las pintadas de Jerez se enmarcan en esa ola de aguas fétidas. Y queremos mostrar nuestro rechazo y expresar nuestra solidaridad con la comunidad musulmana, que en casi su totalidad son creyentes pacíficos, y que hace muchos años forma parte de nuestra sociedad, con todos los derechos a los que debemos acceder la ciudadanía.
Pero lo que ha sucedido en Jerez no es un caso aislado. Aquí en España aumentan las medidas y declaraciones racistas de mano de determinados dirigentes del Partido Popular (véase Vitoria, Sestao, Gandía, Badalona…).
Ola xenófoba e islamófoba que ciertamente nuestros dirigentes no están siendo capaces de enfrentar democráticamente (y penalmente si fuera el caso), sino que se dejan arrastrar por la misma en no pocas ocasiones, adoptando sus postulados y las propuestas de la extrema derecha.
No deja de sorprender la unanimidad que en este momento está mostrando la clase política mundial en defender la libertad de expresión y los derechos fundamentales. No es que no queramos que lo hagan, es que repele la hipocresía de ver en la cabecera de la manifestación a presidentes y gobiernos que están vulnerando esos derechos, todos los derechos, un día sí y otro también. Particularmente detestable ha sido la presencia de Benjamin Netanyahu en esa cabecera, al que no le tiembla el pulso para ordenar la muerte de miles de niños en Gaza.
Hipocresía que se extiende a la falta de un análisis riguroso del fenómeno del crecimiento yihadista, que tiene raíces múltiples sin duda. Pero en el que alguna responsabilidad cabe a las potencias occidentales, que los han apoyado cuando convenían a sus intereses. Más aún se mantiene una estrecha alianza de intereses con dictaduras retrógradas como Arabia Saudí y otras, que han venido financiando el islamismo más intransigente y fanático en todo el mundo. Sin olvidar las desastrosas intervenciones militares cuyo resultado han sido precisamente el incremento de la adhesión a estas ideologías reaccionarias.
De ahí que no nos sorprenda que las primeras medidas propuestas por nuestros gobernantes tras la barbarie de París haya sido la puesta en marcha de nuevos recortes de derechos y libertades en aeropuertos, en las fronteras o en internet.
Además de que esas medidas no tienen gran eficacia real en la lucha contra el terrorismo, plantea de nuevo, como estamos viviendo desde hace 11S, la falsa disyuntiva de tener que elegir entre seguridad y libertad.
Para la APDHA el terrorismo se combate desde la democracia y la inclusión, desde el combate a la xenofobia, la islamofobia y el racismo, desde la defensa de nuestros derechos y libertades. Todos los retrocesos en esas libertades, en los derechos fundamentales, a la postre son un auténtico boomerang en contra del conjunto de la sociedad.