Andalucía, 25 de julio de 2016.
Resulta absolutamente insoportable desde cualquier punto de vista humano, mínimamente sensible y democrático, la inmensa tragedia que ha convertido el Mediterráneo en una enorme fosa común. Según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) 2.954 personas han perdido la vida en el Mediterráneo en lo que va de año 2016. Una cifra próxima a las que murieron en todo el año 2015, 3.770 personas (según la misma fuente).
No se lanzan ya mensajes de solidaridad ni se derraman lamentos y lágrimas desde las instituciones europeas ante este drama de proporciones bíblicas que han generado. La propia opinión pública parece haber perdido interés en el tema, acosada por el Brexit, el golpe en Turquía, el cada vez más imparable ascenso de la ultraderecha en toda Europa, los atentados terroristas o la incertidumbre y descomposición que se están produciendo en la propia Unión Europea.
Sin embargo es preciso seguir exigiendo una política migratoria digna de tal nombre, acogedora de migrantes y refugiados/as, respetuosa con los derechos humanos y que impida que miles de personas que sólo sueñan con un futuro mejor, pierdan la vida indignamente en las aguas del mediterráneo o en los desiertos africanos.
En relación a lo que ocurre en nuestras fronteras, es preciso señalar que España fue pionera en la aplicación de políticas inhumanas y trato indigno a las personas migrantes. Esa política de España Fortaleza (CIES, SIVE, Externalización, vallas y alambradas, despliegue de fuerzas de interceptación,….) es finalmente la que provoca que continúen perdiendo la vida personas que intentan emigrar u obtener refugio y asilo en nuestro país.
Parecía lógico que el enfoque de los análisis y la solidaridad se haya centrado en lo que ocurre en el Este europeo y el Mediterráneo Central. Pero en las fronteras españolas siguen muriendo, lejos de ese foco, decenas de personas.
En concreto, durante este semestre, se ha producido un notable incremento de las personas muertas y desaparecidas. Según el seguimiento que realizamos la APDHA, entre enero y junio de 2016, han sido 208 personas, de las cuales solo se pudieron recuperar 21 cadáveres. A los que se suma el naufragio producido días atrás entre Ceuta y Castillejos en Marruecos.
En contraste en el conjunto de año 2015, según el Informe sobre Derechos Humanos en la Frontera Sur de la APDHA, fueron 195 las personas muertas o desaparecidas, de las que se llegaron a recuperar 64 cadáveres.
Ciertamente esta cifra de personas muertas y desaparecidas intentando llegar a España parecerá minúscula frente al inmenso drama que este semestre se ha llevado la vida de 2.954 personas en el Mediterráneo central y en el Egeo. Pero sigue siendo moralmente intolerable para un país democrático y respetuoso de los derechos humanos.
La cuestión de la gestión de las migraciones ha estado ausente de los debates para la formación de gobierno en España. Pero siguen muriendo personas inocentes por centenares. Desde la APDHA exigimos una reconsideración global de las políticas migratorias para que, como ya hemos señalado, se conviertan en una gestión acogedora, solidaria y respetuosa de los derechos humanos.