Fernando Visedo, miembro del área de Marginación de la APDHA
El pasado enero marcó el calendario con dos necrológicas que apenas serán recordadas en las páginas de las hemerotecas.
Robert, de 73 años, vivió durante 6 años en las calles de Cádiz, dentro de una furgoneta con un grave problema de salud. Se negaba a abandonar a sus animales con los que mantenía el vínculo que le sostenía apegado a la vida. Hace un año fue acogido en una residencia de personas mayores tras las gestiones realizadas por un voluntariado entusiasta y generoso.
José María Sánchez Moreno, de 51 años de edad, era natural de Sevilla y pasó sus últimos días junto a su pareja en una obra de viviendas en construcción de Cádiz. A pesar de los intentos para ayudarle, de gestionar recursos para atender sus necesidades más primarias, no hemos podido evitar que muriera en estas condiciones. Y nos preguntamos ¿por qué?
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