Comprometida, solidaria y Luchadora, Pepa Borrego lleva más de 20 años luchando desde la APDHA por los derechos humanos de los más desfavorecidos. Esta profesora jubilada de Biología y Geología trabaja duramente desde el área de marginación para que, con su granito de arena, todas las personas tengan la oportunidad de vivir una vida digna.
La defensa de los Derechos Humanos ha supuesto una constante en tu vida ¿Qué te ha aportado este compromiso con los más débiles?
Me ha hecho intentar vivir con coherencia, no quedarme en la teoría sino acercarme a las personas y grupos más vulnerables para conocer desde ellos la realidad que viven.
Desde cuando formas parte de la APDHA ¿Qué ha significado en tu trayectoria vital?
En 1994 me incorporé al grupo de Solidaridad internacional. Me enriqueció en el sentido de darme la posibilidad de hacer un análisis crítico de lo que estaba pasando en otros lugares. Los debates en grupo eran apasionantes. Más tarde sentí la necesidad de ponerme en contacto con personas que sufrían la vulneración de sus derechos aquí, vecinos nuestros. Y me uní al grupo de Marginación. Entonces la Lucha para la erradicación del chabolismo era muy viva y recuerdo con especial cariño la presencia de nuestro compañero Ángel Montoya (fallecido en junio pasado) que entonces vivía con su familia en el asentamiento del Vacie.
Decía la canción que no son buenos tiempos para la lírica ¿Cómo son estos tiempos para los derechos humanos?
Son tiempos difíciles porque el sistema ve que hay indicios de cambio y mete miedo, abusa de su poder, promulga leyes como la Ley Mordaza para amedrentar a los defensores de la libertad y de los DDHH. Pero también es verdad que mucha gente, especialmente joven, están convencidas que hay que pelear el presente y el futuro por una sociedad más igualitaria y en la que todas las personas disfruten de sus derechos y vivan dignamente
Cada día vivimos en una sociedad donde los pobres son más pobres y los ricos son más ricos ¿Cómo curamos este trastorno bipolar del concepto ciudadano? ¿Cómo acabamos con estos niveles de marginalidad?
La desigualdad es un auténtico escándalo, es insoportable. En todos los niveles: vivienda, salud, educación, en general el acceso a todos los servicios es muy desigual en una parte de la ciudadanía que en otra. Los barrios periféricos están faltos de políticas de integración familiar, de seguimiento y acompañamiento. Me preocupa especialmente el tema de la educación. En teoría el sistema educativo tiende a rebajar la desigualdad pero en la práctica se abren cada vez más brechas entre niños educados en unos barrios y en otros. En la coordinadora de educación del Polígono Sur intentamos poner nuestro grano de arena con reflexión, denuncia, oferta de formación para familias y educadores…
¿Cuál sería tu mayor deseo en materia de derechos humanos?
Mi mayor deseo sería que cada persona al nacer tuviera, de hecho, todas las posibilidades de vivir una vida digna y que el estado gestionando los recursos públicos lo garantizara.