- Publicado en cuartopoder.es / Cristina Serván, área de Solidaridad Internacional de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía
«Se puede vacunar frente a la covid-19 a toda la población, con vacunas suficientes, rapidez y cobertura adecuadas para que nadie se quede atrás»
«Se puede evitar que exclusivamente en los países del Norte global existan posibilidades de acceder a un remedio eficaz y permanente como es la vacuna»
«Se puede conseguir que el remedio a la pandemia no pase por la capacidad económica de cada territorio, garantizando la vida en condiciones de justicia y dignidad»
Se puede vacunar frente a la covid-19 a toda la población, con vacunas suficientes, rapidez y cobertura adecuadas para que nadie se quede atrás, ni tan siquiera un alcalde o un JEMAD (Jefe de Estado Mayor de la Defensa). https://fdf5d26cae13e457944d3a61d5bcddfb.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html
Se puede considerar como un bien de interés público, controlada por las instituciones internacionales y administraciones públicas en todas sus fases, para garantizar una efectividad frente al virus del 100%, efectividad que solo se alcanzará si se llega a todas las personas.
Se puede facilitar el acceso a las vacunas a los más de 70 países empobrecidos que además de no poder comenzar a vacunar a su población hasta el año que viene, solo lo harán en una proporción de 1 por cada 10 personas, según Oxfam. O mejor aún, se puede disponer la producción de la vacuna allí donde sea necesario, atendiendo a la solicitud presentada por India y Sudáfrica a la OMC (Organización Mundial del Comercio), que propone suprimir las patentes sobre las vacunas de la covid-19 y que posibilitaría que en un plazo razonable hayamos alcanzado la inmunidad de grupo en todas partes.
Se puede evitar que exclusivamente en los países del Norte global, enriquecidos a base del extractivismo material, acumulado y ejercido históricamente sobre el Cono Sur del mundo, existan posibilidades de acceder a un remedio eficaz y permanente como es la vacuna. Estos mismos países enriquecidos, en septiembre y según Oxfam, ya habían comprado el 51% de las dosis disponibles hasta final de 2021, triplicando la cantidad necesaria para inmunizar a sus habitantes, que tan solo representan el 13% de la población mundial.
Se puede, porque estas estrategias de acumulación tampoco les funcionan a los Estados, puesto que la recepción de las dosis prometidas está al arbitrio del poder e intereses de las farmacéuticas, que no dudan en incumplir unos acuerdos realizados de forma nada transparente y que de poco sirven si no es para satisfacer las leyes de la oferta y la demanda, en un comportamiento nada sorprendente desde corporaciones privadas. Corporaciones que se amparan bajo un modelo de capitalismo global que es capaz de asesinarse a sí mismo con tal de acumular beneficios y, por ende, desigualdad.
Se puede conseguir que el remedio a la pandemia no pase por la capacidad económica de cada territorio, garantizando la vida en condiciones de justicia y dignidad, evitando que la brecha de la desigualdad se haga más profunda todavía, quitando sentido a los más de dos millones de vidas que ya se ha cobrado la covid-19. Estas millones de vidas perdidas no parecen ser suficientes para provocar una acción responsable de las instituciones que nos gobiernan y nos exponen a un futuro insoportable, a causa de su incapacidad para comprender que es el momento de comprometerse verdaderamente con los derechos humanos y evitar perderlo todo.
Se puede, que no nos convenzan de lo contrario, o ya nunca saldremos de esta.