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El laberinto de piedra

Palestina, veintitrés años después de los acuerdos de Oslo

Se recrudece la violencia en Palestina. La tensión sube un grado y el fanático Netanyahu nos informa sin ruborizarse de que la culpa de el Holocausto judía por Hitler la tienen los palestinos. No podemos dejar al pueblo palestino en el olvido. Puedes colaborar sumando a tu colectivo a la campaña ELAI (Espacio libre de Apartheid israelí). Ver en este mismo blog: https://www.apdha.org/cadiz/?p=817

El laberinto de piedra. Lola Sanisidro.

Somos el único pueblo en el mundo al que se le exige garantizar la
seguridad de su ocupante, mientras Israel es el único país que pretende
defenderse de sus víctimas”. (Hanan Ashrawi, legisladora palestina y
miembro de la OLP).

a3cc0aba5b6900b4623dd80373e1b040A 28 años de la primera intifada y 22 de los acuerdo se Oslo, el pueblo palestino sobrevive encerrado en un laberinto de piedra que el estado de
Israel ha ido construyendo a su alrededor y en el interior mismo de las zonas de la Autoridad Palestina, un laberinto de resoluciones que no sirven ni para decorar los muros de la prisión a la que están sometidos y un laberinto de silencio y olvido que solo se rompe cuando la desesperación estalla en piedras contra el muro.
Menos de veintiocho años tienen los palestinos que nacieron en la primera intifada y 13 años tenían cuando vieron volar las piedras de la segunda intifada, mientras esperaban que se les reconociera como pueblo con derecho a tener un país en su propia tierra.
Quince años tienen los que vinieron al mundo con la intifada del año 2000.
Las piedras, el cemento, las ruinas y los cascotes componen el paisaje palestino, pero las piedras han sido también el eco de su desesperación en las intifadas que marcan los periodos de la vida y las generaciones del pueblo palestino.
Hablar del laberinto de piedra en Palestina no es un recurso literario, sino una realidad opresiva que materializa la interpretación torcida de Israel sobre los acuerdos de Oslo.
Por los acuerdos de Oslo, se le permitió a la Autoridad Palestina cierta administración autónoma sobre una parte de su propio territorio; a grandes rasgos, Cisjordania y la franja de Gaza, pero se quedó Israel con el control de las fronteras interiores y exteriores y con el control sobre las carreteras que comunican entre sí los territorios bajo administración
palestina con una interpretación abusiva y desigual del control de las comunicaciones.
De tal manera, fueron levantando muros alrededor de los territorios palestinos, pero también y simultáneamente siguieron ocupando espacios con colonos en el interior de las zonas palestinas y, para asegurar esos espacios, también construyeron muros en torno a ellos.
El mapa de los territorios palestinos no puede ser definido más que como un laberinto dentro de una prisión en la que los israelíes pueden entrar en operaciones de castigo o establecer nuevas colonias pero del que los palestinos no pueden salir.
Hubo un tiempo dado a la esperanza en la que parecía posible un estado palestino laico en una región del mundo tan atravesada de conflictos con coartada religiosa como de intereses estratégicos económicos y militares.
Luego, el juego de los intereses y las potencias internacionales fueron aparcando los compromisos internacionales e incluso la apariencia de legalidad, dejando morir de inanición los derechos de las personas y los pueblos.
Pero los pueblos como las personas nos movemos entre el miedo y la esperanza, cuando se nos arrebata la esperanza solo quedan el miedo y la ira, y ninguno de los dos es buen cemento para construir una sociedad más justa.
No podemos ni debemos consentir que esa esperanza se desvanezca a causa de nuestro silencio porque entonces solo quedan la injusticia y la ira. Porque como ya se advierte al menos en una de las religiones del libro: si los hombres callan, clamarán las piedras.

 

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