
Andalucía, 11 de abril de 2025. La continuidad de la guerra de Ucrania y los desafíos de Putin y Trump han llevado a Europa a tomar una decisión problemática: armarse hasta los dientes.
¿Nuestra sociedad está enloqueciendo? ¡Pero si los gastos militares son ya estratosféricos!
Unión Europea: El gasto militar combinado de los países de la UE en 2023 fue aproximadamente de 239.000 millones de dólares (más de dos veces y medio que Rusia), representando alrededor del 1,5% de su PIB.
Estados Unidos: Lideró el gasto militar mundial con 916.000 millones de dólares en 2023, lo que equivale al 3,4% de su PIB. Es responsable de casi 4 de cada 10 dólares que se gastan en todo el planeta
Rusia: Su gasto militar en 2023 fue de 109.000 millones de dólares, representando el 5,9% de su PIB (la que más gasta con relación a su PIB).
China: Destinó 296.000 millones de dólares al gasto militar en 2023, lo que equivale al 1,7% de su PIB.

Con estos datos cabría preguntarse dónde está la amenaza. ¿De verdad creemos que Rusia va a invadir Europa, cuando ya tenemos el doble de gasto militar? Incrementando brutalmente el gasto militar no habrá más seguridad en Europa y en cambio aumentará la inestabilidad y el peligro de más guerras en todo el mundo. Los únicos beneficiados van a ser los fabricantes de armas
Se nos ha ido la cabeza ¿Quién va a pagarlo? ¿Quién va a beneficiarse? ¿No basta con lo que ya gastamos? El incremento brutal de los gastos militares que se está planteando no sirve para la paz, y además crea otros problemas preocupantes.
Más gasto militar supone la reducción del gasto social. Ya lo ha planteado Reino Unido. Incrementar el gasto militar lleva en la práctica a reducir los recursos disponibles para otras áreas esenciales para el bienestar de la población como la salud, la educación y la protección social
Los gastos militares no son rentables (excepto para los que se lucran con ello), suponen en realidad oportunidades económicas perdidas. Los recursos destinados al gasto militar podrían redirigirse hacia sectores más productivos que generan empleo y crecimiento económico sostenible, como infraestructuras, tecnología verde o educación.
Incremento gasto militar es igual a Incremento deuda pública. El incremento del gasto militar va a disparar la deuda pública. Esto compromete la sostenibilidad fiscal y limita las capacidades futuras del Estado para responder a crisis económicas o sociales.
El militarismo no garantiza la seguridad. No aborda las amenazas reales que enfrenta la población, como crisis climáticas, pandemias o desigualdades sociales. Más armas no significan más seguridad; normalmente, perpetúan los conflictos e incrementan las tensiones internacionales
El militarismo mata. Las guerras financiadas por un alto gasto militar tienen un impacto devastador en las vidas de los civiles, destruyendo comunidades y perpetuando ciclos de pobreza y violencia. La primera guerra mundial se llevó por delante de 16 a 20 millones de personas. La segunda guerra mundial provocó entre 70 y 85 millones de muertos.

La Segunda Guerra Mundial también incluyó atrocidades como los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki o las masacres masivas en Europa del Este y Asia.
¿Que proponemos hacer? Pensamos que lo que hay que hacer es Invertir en la paz. Redirigir los fondos militares hacia iniciativas de desarrollo humano (como educación, salud y protección social) no solo mejora el bienestar general, sino que también promueve una mayor estabilidad social y reduce las causas subyacentes de conflictos. Es más efectivo invertir en iniciativas que promuevan la paz, el desarrollo sostenible y el bienestar colectivo
Los colectivos que convocamos este acto (APDHA – USTEA – MOC – Ecologistas en Acción – Adelante Andalucía – Izquierda Unida – Podemos – PCA – CGT – Alternativa Republicana – Comité Oscar Romero y Ganar Cádiz en Común) creemos que no hay que gastar más dinero en armas sino levantar en la UE una política de defensa democrática, autónoma de EE.UU. y su OTAN, que coordine y articule los recursos ya disponibles en cada país, que priorice la defensa de las reglas y organismos internacionales y el respeto a los derechos humanos. Una defensa que tenga como prioridad la diplomacia y la negociación en la resolución de los conflictos.
La defensa en la UE debe ser eso, simplemente defensiva, (no agresiva y sin enemigos previos), autónoma (sin la tutela de la OTAN-EE.UU.) … y respetuosa con las reglas internacionales y con los derechos humanos.
En suma, La carrera armamentística enriquece a unos pocos y empobrece a muchos, porque más armas no significan más seguridad, sino más conflictos y desigualdades. La paz hay que construirla. Y no se construye con el aumento de gasto militar, ni con la militarización de la vida.
NO AL REARME
NO MAS GASTOS MILITARES
NO A LA GUERRA