Solidaridad con Ucrania





Cádiz, 24 de febrero de 2025. El próximo día 24 se cumple el tercer aniversario de la ilegal y criminal invasión rusa de Ucrania. La guerra generada tras esta invasión ha dejado cientos de miles de muertos en ambos lados, millones de refugiados y una Ucrania fragmentada y empobrecida, Europa es más débil y dependiente de EEUU

Es verdad que EE.UU., la OTAN y la UE podrían haber hecho algo más que alentar la guerra con sus políticas de acoso. Podrían haber intentado evitarla. Pero todas sus acciones previas al año 22, no hacían sino alimentarla. La responsabilidad principal de esta guerra es del imperialismo de Putin, pero occidente y la OTAN también tienen su cuota de responsabilidad en lo que ha pasado. Y eso no se puede dejar de denunciar.

Si con la invasión y la guerra, Rusia tenía la intención de anexionarse Ucrania y debilitar a la OTAN, el resultado ha sido el contrario: la organización más peligrosa de occidente, la OTAN, que estaba en situación de incertidumbre en cuanto a su propio futuro, se fortaleció y además ha iniciado una peligrosa carrera de armamentos y un aumento descerebrado del militarismo en las sociedades occidentales. La llegada de Trump a la Casa Blanca no puede sino empeorar esta perspectiva planteando llegar hasta el 5% en gastos militares en detrimento de los gastos sociales.

Además, la amenaza del uso de armas nucleares por parte de Rusia, o la situación de degradación de centrales nucleares como Zaporiya, nos genera una enorme preocupación, haciendo más necesario que nunca que países como España firmen de una vez y logren imponer el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN).

Esta guerra ha llevado a una escalada de la violencia y a una crisis humanitaria de grandes proporciones. Millones de personas han sido desplazadas de sus hogares como refugiados internos o en países europeos y la infraestructura de muchas ciudades ucranianas ha quedado totalmente devastada.

La llegada de Trump a la presidencia de EE.UU., ha hecho que la situación internacional se haya tornado extremadamente inestable, cada vez más incierta y peligrosa, lo que está siendo favorecido por el acceso a gobiernos europeos de partidos de ultraderecha, cuyo exacerbado ultranacionalismo es un peligro para la paz.

La solidaridad con Ucrania, que tuvo una importante respuesta en los primeros meses de la agresión rusa, sigue ahora siendo una necesidad. No podemos olvidarnos del sufrimiento del pueblo ucraniano y de todas las personas afectadas por esta guerra cruel.

Aunque parezca ciertamente difícil tenemos que reclamar el fin de las hostilidades y el inicio de un diálogo que permita alcanzar una solución pacífica y duradera, en la cual tanto Ucrania como Rusia tengan garantías de seguridad.

Pero ese diálogo no puede ser el impuesto por un matón como Trump. Debe ser una negociación sin condiciones previas con la presencia tanto de Ucrania, principal país afectado, como de la UE, para la que el desenlace de esta guerra es crucial en su seguridad y futuro.

En este tercer aniversario lo más importante es recordar a las víctimas -a todas las víctimas- y luchar por conseguir un compromiso con la paz y la justicia. Porque el futuro solo se puede construir desde la paz, que es un derecho fundamental de todos los seres humanos. Queremos un mundo en el que prevalezcan el diálogo y la cooperación, y donde todos los pueblos puedan vivir en armonía y seguridad.

POR LA PAZ

NO A LA GUERRA

POR UNA NEGOCIACIÓN JUSTA Y DURADERA PARA UCRANIA

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